La irresponsabilidad de no preverla

Este lunes, una parte importante de españoles hemos pasado a la ansiada fase 1, a poder reunirnos con familia y amigos en casas, calles, terrazas y otros espacios públicos. Eso sí, según ha ordenado el Gobierno, manteniendo la distancia de seguridad entre nosotros (dos metros) y con las determinadas medidas higiénicas. ¿Lo hemos cumplido? No, tampoco era muy difícil preverlo. Con el paso de una fase a otra, hemos pasado de poder dar un paseo con un familiar a poder reunirnos con hasta 10 amigos cada día, que a su vez hayan podido quedar con otros 10 amigos distintos el día anterior. En tan solo una semana, los círculos de contacto habrán crecido de manera exponencial y con ellos, como no es muy difícil deducir, un riesgo altísimo de contagio que no nos podemos permitir.

Cuando las cifras se vuelvan a poner en nuestra contra no será culpa solo de aquellos que no cumplieron con las normas de seguridad, sino de quienes están construyendo una desescalada improvisada, para una sociedad cuyo comportamiento parecen no conocer de antemano. La histeria colectiva que llenó las calles el día que permitieron dar paseos en la fase 0 podría haber servido de referencia. Una desescalada con medidas muy bien pensadas para autómatas que las acaten al pie de la letra, pero no tanto para personas con voluntad propia y ni mucho menos para los españoles, que nos dan media y la cogemos entera, por lo que no era difícil intuir que estemos haciendo lo que nos viene en gana con ellas para transformarlas según nuestros intereses, lo que acabará en catástrofe.

Estas medidas, que no solo hacen cambios bruscos entre fases y no tienen en cuenta la evidente futura respuesta colectiva, han sido tomadas por el popular gabinete de expertos en el que el gobierno se gasta la flojera de 250.000 euros al día. Sí, al día. Espero no ser la única que se pregunta si realmente son expertos valorados en 24 millones de euros los que toman las decisiones o cuatro asesorcillos que se dedican a copiar lo que hace el país de al lado sin analizar causas y ni mucho menos consecuencias, a ver si con un poco de suerte aquí sale bien.